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El perfeccionismo

Casi todos nos hemos podido encontrar con casos de perfeccionistas en nuestro entorno. El compañero de la universidad que sacaba sobresalientes. La amiga que tarda horas en elegir la ropa para salir a la calle o la madre que limpia la casa hasta dejarla perfecta…


Parece lógico pensar que esforzarse al máximo para hacer las cosas lo mejor posible es algo muy positivo. Pero lejos de la realidad el perfeccionismo provoca serios desajustes tanto personales como socio-familiares.


Para ello es importante preguntarse si las conductas dirigidas hacia el éxito y la excelencia, son saludables o por el contrario nos acarrean más problemas que soluciones.


¿Qué es el perfeccionismo?


El perfeccionismo es la conducta que va dirigida a realizar las cosas de manera intachable y a llegar a lo máximo en todos los terrenos de la vida. La persona perfeccionista vive para hacer las cosas de manera correcta pero conviven con un gran sufrimiento, tanto propio como de su entorno.


La gran diferencia entre querer hacer las cosas bien y el perfeccionismo patológico recae en la voluntad del sujeto, es decir, busca ser excelente por obligación, ya que si no llega a la virtuosidad que se plantea, será inundado por sentimientos de decepción y poca valía.


Las personas perfeccionistas no sólo no son conscientes de esto, sino que además lo catalogan como algo positivo.



¿Cómo son las personas perfeccionistas?


El perfeccionista es híper-exigente consigo mismo y con las personas más cercanas. Actúa con extrema rigidez, sometido a normas, horarios, leyes y rutinas.


Suelen dedicarse única y exclusivamente a sus obligaciones. Son sujetos obstinados, pulcros y disciplinados.


Tienen tendencia al control y a la previsión.


Prestan una atención exagerada al qué dirán o qué pensará el resto.


Son personas con un alto sentido de la moral. Son altamente productivos y debido a ello las actividades de ocio o las amistades suelen quedar excluidas.


Dificultad para expresar emociones. (Alexitimia)


Suelen ser extremadamente limpios y ordenados.


Tienen grandes problemas a la hora de tomar decisiones de cualquier tipo.


Se preocupan por los detalles y la minuciosidad.


Poseen un sentido exacerbado de la justicia.


Radicalidad: casi todo es o blanco o negro, no existen términos intermedios.


Anticipación negativa de la realidad.


Pueden presentar trastornos relacionados con la evitación y la anorexia.



¿Por qué soy perfeccionista?


En un principio podemos pensar que este tipo de personalidad nos ayuda a lograr más y mejores cosas. Pero las consecuencias negativas son más que las positivas.


El perfeccionismo por norma general es el resultado de una baja autoestima. Es un mecanismo que se desarrolla al intentar demostrarnos y de demostrarles a los demás que somos capaces, que podemos ser valorados y apreciados. Pero al mismo tiempo es uno de los principales obstáculos para fortalecer nuestra autoestima.


Para tener una autoestima equilibrada, debemos probar a hacer cosas nuevas y cometer errores. Las personas perfeccionistas únicamente se mueven en su zona de confort por miedo a ser evaluados.



¿Qué podemos hacer?


Debemos entender que la vida, en gran parte, es lo que nosotros hacemos y decidimos de ella. Pero existe un gran porcentaje que no podemos controlar, es por ello que las personas adaptativas son más felices, menos exigentes y desde el punto de vista de muchos autores, más inteligentes.


Entender que los errores y los contratiempos forman parte de la vida y del desarrollo personal es la base para el cambio.


Es importante crear un nuevo hábito para sustituir al anterior. Para ello es necesario que indaguemos de forma personal cual ha sido el costo que el perfeccionismo ha tenido en nuestra vida ¿Qué cosas has dejado de hacer por intentar lograr la perfección en ciertas actividades? ¿Vives tenso o angustiado? ¿Duermes mal pensando en lo que tienes que hacer para mejorar tu trabajo u otras actividades? ¿No tienes tiempo para comer bien, estar con tus amistades o para descansar y divertirte?


Revisa los errores que has cometido durante tu vida y verás que las consecuencias no han sido tan terribles como te creías. La mayor parte de los errores que tememos cometer, no sólo no traen consecuencias muy negativas, sino que además se pueden corregir.


Analiza la diferencia entre tratar de mejorar, cuando nos es posible y tener que hacer las cosas perfectas.


Recuerda que el valor de una persona recae en su forma de pensar, sentir, aprender, relacionarse y darle sentido y significado a su vida.


Trata de analizar tus expectativas y de replantearlas.


Aprende a manejar la crítica de los demás como algo constructivo y relativiza la tuya propia.


Recuerda que el éxito es aprender a ir de fracaso en fracaso sin desesperarse.


Debemos adoptar una actitud responsable ante la vida. No resulta fácil aceptar nuestras debilidades y limitaciones, pero la clave del bienestar está en ser conscientes de que somos buenos en unas cosas y que en otras no lo somos tanto. Es imposible saber todo y hacer todo bien.


No es valioso cometer errores, lo valioso es aprender de ellos, porque tu valía personal no depende de tus logros.


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