Toma el nombre de la obra de Shakespeare, Otelo, que mata a Desdémona poseído por unos celos enfermizos. La persona que padece el Síndrome de Otelo, también llamado celotipia, está completamente convencida de que su pareja le es infiel.
Clínicamente, es un trastorno que tiene como núcleo fundamental la infidelidad de la pareja. Puede darse en ambos sexos, pero parece que la frecuencia es mayor en hombres.
Aparece generalmente sin antecedentes psiquiátricos, aunque es característico que el enfermo esté realizando comprobaciones continuamente, igual que en el trastorno obsesivo compulsivo, con el objetivo de descubrir la infidelidad.
La persona que padece de celos patológicos tiene creencias y percepciones erróneas de la realidad. Para corroborar las sospechas de infidelidad se sirve de detalles sin importancia que considera pruebas definitivas, aunque estas sean insostenibles y no tengan lógica. Le resulta completamente imposible controlar los impulsos y los pensamientos.
La celotipia domina la vida del enfermo, afectando a sus actividades laborales, sociales y personales. El humor cambia, se vuelve irritable y las relaciones familiares, lógicamente, se deterioran considerablemente.
Es frecuente que exista una diferencia en los niveles sociales y culturales de la pareja. Que el celoso tenga unas relaciones sociales más limitadas o una cualificación profesional inferior, por lo que aumenta la sensación de inseguridad.
El abuso de alcohol y drogas también son factores que pueden potenciar o desencadenar los celos delirantes.
También puede ocurrir, como en la famosa novela de L. Tolstoi, La Sonata a Kreutzer, en la que el protagonista ha sido promiscuo antes de casarse y entiende que todo hombre va a intentar hacer lo que él hacía de soltero, y que muchas mujeres se van a comportar como se comportaban con él en su juventud.
La celotipia o celos enfermizos configuran dentro de la terminología clínica una patología que requiere de la consulta profesional.
